Crisis en el interior de Corrientes : aserraderos en peligro, el sector opera a menos del 50% y alerta por cierres

Mientras el gobierno provincial sigue enarbolando la bandera de la madera en cada discurso de campaña, en Corrientes y el resto del país la industria foresto-industrial atraviesa su peor crisis en años. Desde 2023, los aserraderos cierran, las exportaciones se frenan y cientos de familias pierden sus empleos, sin que el Estado reaccione.

Según la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA), el sector registra una caída del 40% en su nivel de actividad. Algunas plantas trabajan al 50% de su capacidad, otras directamente bajaron las persianas, dejando pueblos enteros sin sustento.

En nuestra provincia, donde la madera fue eje de promesas y campañas, hoy los trabajadores del sector ven cómo se desmorona la economía local mientras las autoridades brillan por su ausencia.

“La obra pública está totalmente paralizada y el consumo cayó de forma alarmante”, advirtió Fernando Couto, director de FAIMA. “Exportar ya no es viable, y trabajar al 40% de la capacidad no es sostenible”, explicó.

El panorama es crítico: presión impositiva, costos logísticos altísimos, falta de financiamiento, y una apertura comercial que amenaza con terminar de hundir al sector. Desde el Instituto del Mueble Argentino (IMA) también confirmaron que la mayoría de los aserraderos y fábricas trabajan a pérdida. “Se achican turnos, se dan vacaciones forzadas y se evita despedir, pero la actividad se evapora”, señalaron.

Golpe a las economías regionales

El golpe no es solo económico, sino social y productivo. “Cada planta que cierra es una comunidad que pierde oportunidades”, remarcó Couto.
La caída de la demanda de madera para la construcción y la vivienda arrastra a toda la cadena: desde el pequeño productor forestal hasta el transportista, pasando por carpinterías, corralones y mueblerías.

Desde FAIMA, IMA y APICOFOM insisten en un reclamo que lleva meses:

  • Reactivar la obra pública con insumos nacionales

  • Mejorar el tipo de cambio para exportar

  • Facilitar financiamiento para sostener la producción

  • Promover el consumo interno de productos de madera

Nada de esto fue atendido hasta el momento. “Enviamos propuestas, pero no hay respuestas. Ni siquiera una mesa de diálogo”, lamentan los dirigentes del sector.

El tiempo se acabó

Mientras tanto, los proyectos de inversión están paralizados. Las empresas temen importar desreguladamente, perder mercado y desaparecer frente a la competencia externa. Las pymes familiares, columna vertebral de la economía regional, están a punto de quebrar.

El gobierno provincial, que hizo de la madera un ícono en sus campañas, hoy no puede seguir haciéndose el distraídoEl derrumbe de la foresto-industria correntina es real, avanza y requiere medidas inmediatas.

Porque cuando un aserradero cierra, no solo se apagan máquinas: se apagan las esperanzas de cientos de familias que aún creen en el trabajo como motor del desarrollo local.

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