Internacionalmente, el día de los animales se festeja el 4 de octubre. Es en conmemoración por la muerte de Francisco de Asís, que era considerado el patrono de los animales. Pero en Argentina, la fecha establecida para celebrar el Día Nacional del Animal, es el 29 de abril. Una jornada para ensalzar la compañía única que dan los animales, sobre todo las mascotas como perros o gatos.
El origen del Día Nacional del Animal se remonta a 1908. Fue gracias a Clemente Onelli, director del zoológico porteño, e Ignacio Lucas Albarracín, vanguardista en derechos de los animales, que propusieron al presidente del Consejo Nacional de Educación crear la fiesta del animal.
El organismo aceptó y se encargó de elegir el día. La explicación fue que en marzo no sería la celebración porque los chicos están en las escuelas y los padres ocupados con ellos. Y en mayo tampoco porque el festejo debería ser en un zoológico, al aire libre, y en esa época del año hace frío. Por eso, se eligió el 29 de abril para la fiesta del animal. Lo que en la actualidad se conoce como el Día Nacional del Animal.
Ignacio Lucas Albarracín nació en Córdoba el 31 de julio de 1850. A pesar de ellos, el abogado, se radicaba en Buenos Aires. Durante más de cinco décadas fue el presidente de la Sociedad Argentina Protectora de los Animales, que había sido creada por él mismo.
Fue un pionero en Argentina en la defensa por los derechos de los animales, algo poco común en ese contexto histórico. Su lucha por estos derechos fue tal que fue el principal impulsor de la primera ley de protección animal en Argentina, sancionada en 1891.
Dedicó toda su vida a los animales y dio la casualidad de que murió un 29 de abril de 1926… Sí, en el Día Nacional del Animal, el que él mismo había creado.
creación de la Ley Nacional de Protección de Animales
La Ley 14.356 es la Ley Nacional de Protección de Animales. Fue impulsada por Ignacio Lucas Albarracín (Ley Sarmiento, número 2.876, que fue establecida por Domingo Faustino Sarmiento) y en 1954 fue ampliada por el diputado peronista Antonio J. Benítez.
La norma sanciona la pena por los maltratos y actos de crueldad hacia los animales, además de considerarlos víctimas. Por esto último, la ley fue un hito en el derecho latinoamericano y en el mundo.