Este lunes 12 de mayo, en el marco del Día Internacional de la Enfermería, un grupo reducido pero firme de profesionales de la salud se manifestó pacíficamente en la ciudad de Corrientes. Se concentraron en calle Córdoba, entre Pellegrini y 25 de Mayo, para visibilizar una situación que describen como “crítica, injusta y agotadora”.
Mientras el gobierno provincial reparte cifras millonarias para espectáculos y obras que privilegian intereses privados o extranjeros, los enfermeros y enfermeras de Corrientes siguen atrapados en condiciones laborales indignas. Tras más de una década de servicio, muchos continúan trabajando como becarios, sin estabilidad, sin aportes jubilatorios, sin salario familiar y sin aguinaldo. Cumplen jornadas de 40 horas semanales y en algunos casos llevan más de 15 años en el sistema cobrando apenas $300.000 mensuales. Un salario que, como los de muchos empleados municipales, es insuficiente frente al costo de vida.
La protesta de este lunes fue impulsada por personal de distintos hospitales de la provincia. A pesar de que el número de manifestantes fue reducido —porque no pueden abandonar sus puestos ya que no hay quién cubra sus funciones—, lograron presentar una nota formal al Ministerio de Salud firmada por trabajadores de varias instituciones. Exigen el pase a planta permanente, la regularización de contratos y una recomposición salarial urgente.
“La mayoría no puede parar. Si no estamos, no hay quién cuide a nuestros pacientes”, resumió una enfermera con lágrimas en los ojos. Esa imposibilidad de hacer paro es una muestra más del abandono que sufren: cargan con una responsabilidad inmensa, pero no se les reconocen derechos básicos.
La postal de este 12 de mayo fue de reclamo, no de celebración. En vez de palabras de homenaje, se escucharon pedidos de justicia.
Y mientras tanto, el mismo Poder Ejecutivo que ignora a sus trabajadores esenciales destinó al menos $1.000 millones a los carnavales de Corrientes este año, según lo informado en el Boletín Oficial. Un “aporte no reintegrable” a la Municipalidad capitalina que contrasta fuertemente con la realidad de quienes sostienen el sistema sanitario.
Esta disparidad en el uso de los fondos públicos ya no sorprende, pero sigue generando indignación. El gobernador Valdés ha priorizado en numerosas oportunidades proyectos ligados a intereses económicos de empresas extranjeras y megaeventos de dudoso impacto social, mientras en el interior de la provincia faltan médicos, enfermeros, ambulancias, escuelas y obras sin terminar.
Muchos hospitales ni siquiera cuentan con los insumos básicos, y la situación se agrava aún más cuando el personal se encuentra desbordado y mal pago. El maltrato institucional hacia los enfermeros es el reflejo de un modelo de gestión que da la espalda a las verdaderas necesidades del pueblo correntino.