Teodosia Maidana (55), una de las pasajeras del Crucero del Norte que se incendió en Monte Caseros, contó los pormenores de la odisea. Cambiaron tres veces de unidad.
Teodosia Maidana (55) es una de las pasajeras que viajaba en el colectivo de la empresa Crucero del Norte que se prendió fuego completamente sobre la ruta nacional 14, a la altura de la localidad de Monte Caseros, en Corrientes. La mujer expresó que la tragedia podría haber sido total y reclamó la falta de atención de la empresa, en la asistencia y en la recomposición de lo perdido.
Maidana es oriunda de Paraguay y en la actualidad está trabajando en Buenos Aires. Como tantos del vecino país, había llegado a Posadas el viernes 26 de enero para atender asuntos personales en sus pagos y ese mismo día compró su boleto de vuelta, que debía partir el lunes 5 a las 18.45.
La experiencia en ese primer viaje no había sido buena, pero nada se comparaba con lo que viviría en su regreso. Expresó que el colectivo salió más de una hora retrasado, pero que no llegó a ganar la ruta, ya que en la terminal de la empresa en Garupá, pararon y cambiaron de unidad.
“Después seguimos una o dos horas y se quedó, por lo que nos cambiamos otra vez a otro colectivo. Ahí perdimos una hora y media, dos horas otra vez. El chofer no dijo nada y nosotros, como niños obedientes, con el bolsón en la mano, nos fuimos al segundo colectivo”, recordó la entrevistada.
Pero como si fuera poco, hubo una nueva parada obligada y un nuevo cambio de ómnibus. Teodosia indicó que en ninguna de las dos primeras unidades había aire acondicionado y que la tercera no tenía los martillos de emergencia. Menos grave, y propio de estos tiempos, tampoco le sirvieron comida o alguna bebida..
Sobre el siniestro, expresó que ocurrió cerca de las 5 de la madrugada, cuando dormía. Se despertó con el movimiento de gente, pero a esa altura ya era algo normal debido a todas las peripecias. Lejos de eso.
“Le vi a toda la gente con su bolsón y me decían ‘vamos, vamos, el humo, el humo’ y después me desperté bien, miré hacia la parte de atrás y ya era impresionante. Ahí como pudimos y estábamos salimos, el se caía se levantaba, pero todo rápido. Y ahí gracias a Dios la puerta estaba abierta, gracias a Dios, porque si no iba a ser otra la historia, no iba a estar contando esto”, rememoró.
La escena afuera era de mucha angustia y desesperación. Mucha gente llorando y desconcertada viendo como el Crucero ardía en llamas. La mayoría- incluido uno de los choferes – perdió su teléfono celular y otros no llegaron ni a calzarse. Todos, claro, perdieron su equipaje.
En medio de la ruta estuvieron varias horas y los pasajeros volvieron en distintos colectivos de otras empresas. Teodosia viajó en el tercer lote.
Lo que hicieron, lejos de volverse a su casa, fue ir hasta la terminal de Retiro para comunicarle a la empresa lo que había sucedido y reclamar ya no por el tiempo perdido y las malas condiciones del viaje, sino por todo lo que perdieron a causa del fuego. Les recibieron dos personas “que no sabían lo que había pasado”.
“Lo que nos ofreció, si nos gusta y si queremos, que ellos nos van a pagar 93.000 pesos a cada uno. Así, en seco, nosotros estábamos viajando desde las siete de la tarde del lunes y llegamos a las 15.30 a Retiro. Todo sin comer y sin tomar nada. Ni agua nos ofrecieron en la oficina”, dijo molesta.
“En mi caso, ni mi valija me cubre esa cantidad de plata”, remató e insistió por un resarcimiento acorde a todo lo que pasaron. Además, adelantó que varios pasajeros están representados por un abogado, que a su vez es padre de una de las pasajeras.