Ituzaingó: 50 familias se ven arrojadas al abismo del desempleo

La sombra del desempleo se cierne nuevamente sobre Ituzaingó, dejando a su paso un rastro de desesperación y desolación. Esta vez, son 50 trabajadores los que se suman a la lista de víctimas de un sistema que parece haber olvidado el significado de la palabra solidaridad.

El anuncio de los despidos en la obra del Parque Industrial de la ciudad ha caído como un mazazo en la moral de una comunidad ya golpeada por la reciente paralización de la maquinización en Aña Cuá. ¿Acaso la insensibilidad de las altas esferas no conoce límites? ¿O es que simplemente han optado por ignorar el sufrimiento que su negligencia inflige a tantas familias?

La empresa constructora JCR, con su decisión despiadada, ha demostrado una vez más su falta de compromiso con el bienestar de la población local. ¿Qué valor tienen los empleados para ellos más allá de simples números en un balance financiero?

Pero esta tragedia no puede ser atribuida únicamente a una empresa sin escrúpulos. El gobierno de Javier Milei, con su política económica desastrosa, ha contribuido en gran medida al colapso de la economía local y nacional. Sus decisiones irresponsables han dejado a cientos de trabajadores en la calle, sin un futuro claro ni esperanzas de prosperidad.

Mientras tanto, el proyecto del puerto de carga, una vez alabado como la salvación de Ituzaingó, yace abandonado en un mar de incertidumbre. ¿Qué ha pasado con la promesa de empleo y desarrollo que una vez nos fue hecha? ¿O fue simplemente otra mentira política destinada a ganar votos en tiempos de elecciones?

La comunidad de Ituzaingó clama por justicia y solidaridad en estos tiempos oscuros. Exigimos respuestas concretas y soluciones tangibles para aquellos que han sido abandonados por un sistema que parece haber olvidado su deber moral hacia los más vulnerables.

Ya es hora de que aquellos en el poder, tanto en el ámbito empresarial como político, asuman la responsabilidad de sus acciones. No podemos permitir que Ituzaingó se convierta en un símbolo de la indiferencia y el abandono. Es hora de que nos unamos como comunidad para enfrentar estos desafíos juntos y reconstruir el tejido social que ha sido roto por la avaricia y la negligencia.

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