La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) declaró oficialmente el fin del evento El Niño que prevaleció durante la campaña 2023-2024.
Desde diciembre de 2023, cuando El Niño alcanzó su punto máximo, la superficie del agua en la región central del océano Pacífico experimentó un enfriamiento progresivo. Tras varias semanas con temperaturas dentro de los rangos normales, la NOAA concluyó que el evento había terminado.
Cabe destacar que hace dos meses, la Oficina Meteorológica de Australia (BoM) había declarado finalizado el evento El Niño. La discrepancia en los tiempos entre la NOAA y la BoM se debe a las diferentes metodologías y criterios utilizados por ambas instituciones para evaluar el fenómeno climático.
No obstante, con la finalización de El Niño, se entra en una fase ENSO-Neutral que se espera continúe durante el invierno. Actualmente, las temperaturas de la superficie del agua en el Pacífico central están en niveles normales, y las previsiones indican que esta situación persistirá en las próximas semanas.
El enfriamiento del mar en la región de influencia ha sido significativo y rápido, aunque en el último mes se observó una desaceleración. Los modelos climáticos sugieren que durante el trimestre junio-agosto podría desarrollarse el evento La Niña, que comenzaría a influir a mediados de la primavera, dado que necesita una fase de desarrollo y consolidación para manifestar sus efectos plenamente. Las probabilidades de este evento superan el 80% para el período de primavera.
Impacto de La Niña en Argentina
La posible vuelta de La Niña podría tener repercusiones importantes en varias regiones de Sudamérica, incluyendo el centro y este de Argentina, sudeste de Brasil, este de Paraguay y gran parte de Uruguay. Los eventos La Niña y El Niño tienen una correlación significativa con las condiciones meteorológicas en estas áreas.
En años con La Niña, se esperan varias características meteorológicas distintivas. El Servicio Meteorológico Nacional de Argentina identificó patrones específicos, como un déficit de lluvias en el Litoral, norte de Buenos Aires y este de Córdoba, típicos de años secos. Además, durante la primavera, se observa una gran oscilación térmica, lo que aumenta el riesgo de heladas tardías. En verano, las anomalías de temperatura suelen ser positivas, incrementando la frecuencia e intensidad de las olas de calor.
La Niña también afecta otros aspectos climáticos como la radiación, la intensidad del viento y, en menor medida, la incidencia de granizo y tormentas severas. Estos fenómenos pueden tener un impacto significativo en la agricultura y la vida cotidiana de las regiones afectadas.